Mujeres aché mueren de hambre tras haber sido forzadas a salir del bosque, Paraguay. (Foto: Don McCullen/Survival)
EL PROGRESO PUEDE MATAR
Ese es el nombre del informe presentado por la ONG Survival International que estudia las trágicas consecuencias que el desarrollo tiene para los pueblos indígenas. Según dicho informe “los cambios repentinos en su entorno y su sociedad conllevan rápidos incrementos de las tasas de mortalidad.”
Miguel Ángel del Ser, portavoz de la organización Survival International señala en el periódico El Mundo que “el progreso tal y como se entiende en la cultura occidental ha significado la devastación para los pueblos indígenas. El desarrollo destroza su cultura y su sentido de cómo vivir en este mundo”.
No se trata solo del progreso, “el simple contacto con foráneos ha provocado la disminución de muchos poblados entre un 20 y un 80% por culpa de epidemias y enfermedades desconocidas para ellos. Se puede hablar de exterminio, quizás no premeditado pero se está haciendo.” Según cálculos de varios expertos en el tema se estima que “el 90% de los indígenas americanos murió enfermo tras el contacto con los europeos.”
Tierra: fuente de vida
Según el informe presentado por Survival, mantener “el control de sus tierras es la fuente de salud para los poblados indígenas. Los pueblos indígenas que viven en sus propias tierras, controlando su adaptación, son pobres en términos monetarios, pero su calidad de vida y salud es visiblemente mejor que la de muchos de sus compatriotas.” Mantener el control de sus tierras ancestrales es tan importante para estos pueblos que aquellos individuos que viven en su propia tierra viven diez años más que los reubicados.
El informe esta repleto de ejemplos que sostienen la importancia de mantener el control de la tierra y los efectos adversos cuando no se logra ese objetivo. Por ejemplo, “en Canadá, los grupos indígenas que han perdido la conexión con sus tierras presentan tasas de suicidio diez veces superiores a la media nacional, mientras los que tienen vínculos fuertes a menudo ni lo conocen”. Entre los aspectos mas interesantes que presenta el artículo de El Mundo destaca el álbum de fotos y entre ellas, destacan por su dureza y dramatismo las de João Ripper/Survival sobre un caso verídico ocurrido a lo largo del año 1995, cuando 56 guaraní se quitaron la vida; más de un suicidio por semana. Enfatiza la ONG que, “los guaraní han pedido a Survival que utilice imágenes como esas para difundir su tragedia.”
Según la ONG, “no rechazamos el progreso, pero deben ser ellos quienes elijan lo que quieran de nuestro progreso y se desarrollen como quieran”. En el caso de nuestras sociedades es la opinión pública “quien puede cambiar este sentido del “desarrollo” forzando a sus gobiernos a tomar medidas”.
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