La ONU denuncia la “indiferencia política” para el acceso de los pobres a la educación
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) presentó ayer el Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo 2009 –titulado “Superar la desigualdad: por qué es importante la gobernanza”.
En el documento, divulgado en París y presentado simultáneamente en Ginebra (Suiza) y Santiago de Chile se constata “el fracaso de los gobiernos del mundo en la lucha contra las hondas y persistentes desigualdades que se dan en el ámbito de la educación que condena a millones de niños a vivir en la pobreza en el futuro, y disminuye sus oportunidades de educación”. Según el informe los gobiernos no han hecho lo suficiente para reducir las desigualdades en materia de educación, pese a que en el año 2000 se comprometieron a que toda la población mundial tenga acceso a la misma en 2015.
Los expertos del organismo de la ONU consideran que, de seguir la tendencia actual, en 2015 habrá al menos 30 millones de niños sin escolarizar y 700 millones de adultos analfabetos. La UNESCO destaca que la culpa de ello la tienen tanto la “indiferencia” de los gobiernos como el “fracaso” de las donaciones. A su vez, concluyen “que el acceso a la educación depende aún de “inaceptables desigualdades” que tienen que ver con la renta, el sexo, el idioma, la etnia o el lugar de residencia en un país.
La desigualdad disminuye las oportunidades de educación de millones de niños
El informe reparte responsabilidad por partes iguales y atribuye este fracaso de la Comunidad Internacional “tanto a la indiferencia política como a las políticas nacionales de educación poco enérgicas y el fracaso de los donantes de ayuda a la hora de traducir sus promesas en actos”. Según Koichiro Matsuura el Director General de la UNESCO, “cuando los sistemas financieros están en crisis, sus repercusiones son sumamente notorias y los gobiernos actúan”, pero “en cambio, cuando los sistemas de educación están en crisis, sus repercusiones son menos visibles, pero no por ello menos reales”. Destaca que “la desigualdad de oportunidades en la educación es un factor de acrecentamiento de la pobreza, el hambre y la mortalidad infantil, y mengua las perspectivas de crecimiento económico. Por eso, los gobiernos deben actuar con un mayor sentido de la urgencia”.
El informe de la UNESCO documenta “el profundo abismo” que separa a los países pobres de los ricos en lo que respecta a la igualdad de oportunidades en la educación y señala, entre otros, los siguientes hechos: “En los países en desarrollo, uno de cada tres niños (aproximadamente 193 millones de niños) ingresan en la escuela primaria con problemas de desarrollo cerebral debidos a la malnutrición y perspectivas menguadas de adquirir una buena educación. En algunas partes del Asia Meridional, el porcentaje de niños en esa situación sobrepasa el 40%.
El grado de pobreza no es el único factor de desventaja en la educación. A las niñas también se las olvida. Las disparidades entre niños y niñas en materia de escolarización siguen siendo importantes en las regiones del Asia Meridional y el África Subsahariana. También siguen teniendo un profundo arraigo otros factores de desventaja debidos al idioma, la raza, el grupo étnico y el lugar de domicilio (zona urbana / zona rural).
Los autores del informe señalan que “las circunstancias como el lugar y el medio en que nace un niño, su sexo, los recursos económicos de sus padres, el idioma que habla y el color de su piel no tienen por qué ser factores determinantes de sus oportunidades en materia de educación”.
El riesgo de no alcanzar los objetivos
En el informe anual de la UNESCO se “efectúa una evaluación minuciosa de los progresos realizados hacia la consecución de una serie de objetivos clave en el campo de la educación, a saber: la atención y educación de la primera infancia; la universalización de la enseñanza primaria; la paridad e igualdad entre los sexos; la reducción del analfabetismo; y el logro de una educación de buena calidad”. A su vez, resalta “los avances alentadores que se han registrado en algunos de los países más pobres del mundo, el informe pone en guardia contra el peligro que se corre de no alcanzar muchos objetivos –en algunos casos con márgenes de diferencia muy importantes– a no ser que se tomen medidas drásticas”.
Sin embargo, el informe señala que, a pesar de esos progresos, el mundo en general no va por buen camino para alcanzar en 2015 el objetivo internacional en materia de desarrollo consistente en universalizar la enseñanza primaria.
Según una serie de estimaciones parciales, en 2015 el número de niños sin escolarizar ascenderá como mínimo a 29 millones. Esta cifra importante está subestimada de hecho, porque en las proyecciones no se han podido incluir países afectados por conflictos como el Sudán y la República Democrática del Congo. Se prevé que en 2015 la situación será la siguiente: “Nigeria tendrá 7,6 millones de niños sin escolarizar, Pakistán 3,7 millones; Etiopía y Burkina Faso tendrán más de un millón de niños sin escolarizar. En total, habrá 12 países cada uno con más de medio millón de niños sin escolarizar”.
El buscar soluciones todas estas carencias requerirá llevar a cabo reformas muy vastas e incrementar las inversiones en el sector de la educación. Los sistemas escolares de muchos países “carecen sistemáticamente de financiación y de recursos”. Tan sólo en la región del África Subsahariana será “necesario contratar 3,8 millones de maestros adicionales, de aquí a 2015, si se quiere alcanzar la universalización de la enseñanza primaria”.
Además de estas carencias, el informe de la UNESCO analiza la situación del analfabetismo, un ámbito en el que las políticas de educación están muy rezagadas. En efecto, se “estima que en el mundo hay todavía 776 millones de adultos, es decir un 16% de la población mundial, que no saben leer ni escribir”. De esa cantidad de personas analfabetas dos tercios son mujeres. Si las tendencias actuales persisten, en “2015 nuestro planeta seguirá contando con 700 millones de adultos analfabetas. Por ello, destacan que “en 2006 (último año del que se tienen datos) había 75 millones de niños sin escolarizar, de ellos un 55% son niñas sin escolarizar. Es decir que en la próxima década puede que cambie muy poco el acceso de la mujer a la educación.
Políticas para reforzar la equidad
Los expertos tomando como punto de partida su experiencia internacional, en el informe hacen un inventario de las políticas encaminadas a remediar la extrema desigualdad. Entre esas políticas cabe mencionar: “la supresión del pago de derechos de escolaridad en la enseñanza básica; el incremento de las inversiones públicas en el sector de la educación; la creación de incentivos para escolarizar a las muchachas, así como a los niños y niñas de grupos marginados; y el reforzamiento del compromiso contraído con la mejora de la calidad de la educación”. El informe señala, en cambio, que “las políticas de descentralización han amplificado con frecuencia las desigualdades, al ahondar las diferencias que se dan en materia de financiación entre las regiones más ricas y las más pobres”.
Compromisos de ayuda: los países donantes están dando marcha atrás
En el informe se reprocha al conjunto de los países donantes de ayuda el “haber incumplido colectivamente” sus compromisos. Se estima, (calculando por lo bajo), que la ayuda necesaria para lograr la educación básica en 2015 refleja un déficit anual de unos 7.000 millones de dólares.
Estas cifras reflejan que, aunque los países donantes que acudieron a la Reunión de Alto Nivel sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio convocada por las Naciones Unidas en 2008 realizaron entusiastas declaraciones al respecto, las tendencias actuales de la ayuda están demostrando una triste realidad que adquiere tintes de farsa. Según el informe “en 2005, los donantes se comprometieron a incrementar la ayuda en 50.000 millones de dólares desde ese año hasta 2010. Los compromisos de ayuda formulados hasta la fecha indican que faltan todavía 30.000 millones de esa suma prometida, de los cuales casi la mitad corresponden al África Subsahariana.” La verdad es que “los compromisos en favor de la educación básica se hallan estancados desde 2004, lo cual pone en tela de juicio los compromisos de financiación a plazo medio”.
Los autores del informe no escatiman sus “críticas sobre la práctica de algunos países donantes, consistente en desviar los presupuestos de ayuda hacia la enseñanza superior. Mientras que algunos donantes como los Países Bajos y el Reino Unido asignan más del 60% de su ayuda a la educación a la enseñanza básica en los países de ingresos bajos, otros adoptan criterios de prioridad diferentes. Francia, por ejemplo, destina a la enseñanza básica de los países de ingresos bajos solamente un 12% de su ayuda total a la educación, y Alemania apenas un 7%. Según el informe “estos dos países dan más prioridad a la subvención de los estudios de extranjeros en sus universidades que a la ayuda a la educación básica en los países de ingresos bajos”.
El informe también urge a Estados Unidos y Japón a invertir en ayuda un porcentaje más alto de su renta nacional.
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