Un anti-bohemio burgués en Madrid o el diario de un egotista.
El nombre de este blog surge como una crítica o reacción al estado actual de la cultura y la sociedad tras la irrupción de los “bobos”, los boheme-burgueois según fueron definidos a principios de esta década por Pierre Merle y David Brooks. A pesar de que estos dos autores en cierto modo tienden a situar a los “bobos” casi como los herederos espirituales-materiales de los yuppies. Para mi no solo son sus herederos espirituales-materiales, mas bien son una especie de mutación bicéfala de los yuppies y los hippies en esta era de la globalización.
Parafraseando a los posmodernos de finales de la década de los ochenta del siglo pasado una “nueva forma de sentir, ver, estar y de ser en el mundo” se ha instalado en el seno de las ricas sociedades post- industriales en las últimas décadas. Este momento coincide entre 1993 y 2002 con uno de los periodos de mayor creación de riqueza en la historia de la Humanidad. Pero no solo fue este el único momento, también en los años 60 en los Estados Unidos, algunos países de Europa y Japón se desarrolló un proceso de gran crecimiento económico y social que posteriormente tendrá sus repercusiones en la economía mundial.
El término “bobo” podría utilizarse para referirse a una gran cantidad de personas que hoy día tienen unas edades comprendidas entre los 30 y 65 años. Durante décadas, las filas de esta nueva “sensibilidad”, la de los “bobos” se estuvo nutriendo de una heterogénea amalgama de “conformes”. En mi opinión, entre muchos de los “bobos” existen una serie de elementos comunes que me hacen pensar que su origen es mucho más antiguo, y que su composición demográfica es mucho más amplia porque si vemos el origen de las personas que en las ultimas décadas terminaron en las filas de los “bobos” podemos incluir a mucha gente que formó parte o coqueteó con el movimiento hippie en los sesenta y setenta y que mas tarde renegó de sus ideales. A su vez, en los años setenta y ochenta se incorporan numerosos ex militantes desmovilizados de las organizaciones políticas vinculadas tanto a la izquierda como o la derecha del espectro político que tras la caída del bloque soviético se encontraran sin rumbo ideológico. También a numerosas personas con un alto nivel cultural, con pretensiones intelectuales, o con temperamentos artísticos pero que no lograron desarrollarlos hacia ninguna parte por que fueron absorbidos en una sociedad dominada por las fuerzas del mercado y el consumo.
En los últimos veinte años, a gran parte de estas huestes del “movimiento bobo” se les unieron jóvenes provenientes de las generaciones X, Y y los llamados Millennials, recién egresados de las universidades a quienes el momento de bonanza económica que se vivía en las sociedades occidentales les auguraba grandes promesas de futuro en el paraíso neoliberal que se avecinaba.
A sus cuatro pilares o paradigmas los llamare las 4 C`s del consumo: casa, coche, centro comercial, y crédito, fueron el señuelo para que alistaran millones de personas como voluntarios, a la vieja-nueva causa del mercado y el capital. Poco a poco casi todos optaron por aburguesarse y tras cumplir sus funciones como abogados, políticos, banqueros, gente del mundo del marketing y la cultura y de una larga lista de profesiones liberales o técnicas con su ingenio y codicia entre todos han ayudado a crear estos enormes engendros de especulación y explotación que se han llamado: la burbuja de las telecomunicaciones, la burbuja tecnológica o de las dot com, la burbuja inmobiliaria y la actual crisis financiera que con sus inciertas consecuencias se cierne sobre un mundo en donde la cultura se volvió hace ya mucho tiempo un burdo objeto de consumo o una mera pose para diferenciarnos del resto.
Todo esto que describo acontece en unas sociedades en donde el tedio, el morbo, el espectáculo, la falta de sensibilidad y de solidaridad se ha instalado como norma. En donde la educación y la cultura se han mercantilizado hasta el punto que las facultades de Derecho, Humanidades, de Políticas, Empresariales e Ingeniería son las grandes fábricas de “bobos” del futuro.
Este contradictorio fenómeno ha provocado que en nuestras sociedades post industriales vivamos instalados permanentemente entre la neurosis y el miedo, entre la novedad y la indiferencia; el tedio y la desmovilización extrema o los compromisos políticos efímeros light o “a la carta”. En donde no solo se ha fundido el consumo mas exacerbado e irracional, junto a fenómenos como “los nuevos ecologistas”, lo posmoderno, lo kitsch u hortera, lo “fashion”, lo “New Age”, lo banal, las fobias y lo teatral sino que todo esto coexiste de manera esquizofrénica en una curiosa amalgama junto con las ideas y conceptos mas sublimes que desde siempre han formado parte del acervo humano y que antiguamente formaron los motores y paradigmas de los cambios sociales y las luchas políticas como la libertad, la belleza, el amor a la naturaleza, lo espiritual, la solidaridad, la justicia y la paz.
Hoy día, en este escenario tan globalizado el concepto ciudadano en cierto modo ha sido reemplazado por el concepto consumidor como el principal actor y sujeto de derechos. Los habitantes de diferentes países en función de su adscripción como consumidores comparten los mismos derechos y privilegios más allá del lugar en que ubique su origen nacional, las condiciones sociales o democráticas de su país dando paso a una nueva categoría de ciudadano global. Si nos fijamos bien los centros de las grandes ciudades del mundo están llenos de esta categoría supranacional de personas que comparten los mismos valores, gustos estéticos y pertenecen a esta nueva clase social. En los centros de ciudades como: Nueva York, Boston, Los Ángeles, Washington D.C., San Francisco, Miami, Paris, Bruselas, Estocolmo Calcuta, Bangkok, Moscú, Sao Paulo, México D.F., Berlín, Londres, Madrid, Sydney, Hong Kong, Shanghai, Tokio cada vez, hay más personas conformes, desmovilizadas y satisfechas…todo eso a pesar de las duras imágenes que continuamente vemos de lugares como: Irak, Haití, Birmania, Darfur, los sucesos de París de 2005 o el Katrina. En cierto modo, en nuestras satisfechas sociedades todos parecemos “bobos”…
La verdad es que muchos “bobos” no son ni tan jóvenes ni tan viejos solo tienen mucho dinero, poco compromiso y mucho tedio pero recuerdan con suma nostalgia sus ideales traicionados de juventud y piensan que pueden volver a vivir esa época. Pero su condición de “bobos” y su falta de compromisos ideológicos serios se lo impiden. El transcurrir del tiempo les hace vivir todas sus contradicciones ideológicas entre ser y no ser, en un continuo y neurótico oscilar entre ser bohemios y ser burgueses.
Para concluir, la segunda parte del nombre de este blog es un juego y homenaje a tres obras literarias de dos autores del siglo XIX: Recuerdos de Egotismo y Las memorias de Henry Brulard de Stendhal y Las confesiones de un hijo del siglo de Alfred de Musset dos grandes autores, cínicos y críticos como los haya habido, que supieron retratar con fidelidad y precisión la decadencia de la burguesía y de los valores de la sociedad de su época…
En la nuestra, los “bobos” nos han invadido y están por todas partes… lo que no sabemos es quienes son “los nuevos amos sin rostros del mundo” y hacia donde nos llevan los tiempos que corren y las fuerzas del mercado… No todos queremos ser “bobos” pero lo cierto es que en nuestras consumistas sociedades occidentales algunos se han empeñado en que todos seamos “bobos” o al menos lo parezcamos…
Deja un comentario